Sobre Little Amsterdam

Me había sido extremadamente difícil ubicarme en la frecuencia del sitio dantesco, pero creo que hoy estoy listo para aventarme este clavado.

Es triste darse cuenta de la repetición de patrones de conducta. Y peor que te digan exactamente qué es lo que hay que corregir, quizá para la mayoría de la gente no, pero para mí es crucial hablar de mí, ser yo, mi satisfacción.

Conclusión; encontré ese espacio recóndito, negro y podrido, es mi egoísmo. El que pudo haber terminado (o coadyuvado) a terminar con la última relación y el que puede ser el causante de una serie de desgracias en nuevas y no menos bizarras aventuras.

Las preguntas están flotando en el aire, vuelan en mi cabeza como luciérnagas que no han pagado la cuota de luz: cómo reeducarme en la generosidad? cómo dejar de rumiar para no herir a la gente? como no decir todo lo que pienso?? como empezar a estar bien por mi mismo sin demostrar que me está partiendo un rayo muchas veces?

La respuesta la debo de encontrar poco a poco, el proceso reeducativo en la generosidad comienza, ya,

Primer interludio romántico

El oasis se abre ante mis ojos y te apareces alba y cortical,

de tu coronilla emergen hilos de cianuro, amrita y  ambrosía.

Cuando estás ante mí, te despojas de tu abrigo lleno de algas

y lo cambias por la seda más fina (lo se porque la puedo comparar

con cuero y hierro al mismo tiempo).

 

Eres maestra inflexible, autora de la confusión más bella.

¿Cómo puedo hacer para compaginar tu cautiverio con el mío?

Estamos a punto de descubrirlo.