Yo pensé que este post no se haría. Lo venía planeando el año pasado y alguien llegó a acompañarme a un tramo de la vida, esos tramos que a mí se me dan muy bien, los que suceden durante cuatro meses. Al final fue sólo eso, un tramo.
Recorrí las publicaciones pendientes que tengo en este espacio y apareció esta canción de Nathalie Merchant, su voz me transporta a la indiferencia total de la soltería pero la música me dice otra cosa. Tengo una facilidad enorme para proyectarme.
Un día no me va importar estar sólo, un día no me va a importar soportar la compañía, tal es la contradicción con la que tengo que enfrentarme, tal es la cruz.
Uno de los primeros libros que tuve entre mis manos de niño fue una Divina Comedia, comentada de manera genial. Dante hace ver a todas las sagas, a todas las precuelas y secuelas presentes, pasadas y futuras como un cuento infantil. No le bastó con detallar cada centímetro de los vestíbulos de la vida después de la vida, también se aseguró de emitir juicios sobre cada persona que amaba u odiaba alojándolos en el cielo, infierno o purgatorio. Por eso fue Comedia, por su majestuosa pretensión.
Y la historia de amor ahí es terrenal y al mismo tiempo sublime. Beatriz cumple con los requisitos del amor imposible, intocable e inconcebible para una sociedad elitista a ultranza. Y a Dante no le queda otra cosa que idealizarla y convertirla en el emisario de todo lo virtuoso. Eso sólo reafirma la calidad cómica de su obra.
Más adelante en mi vida, conozco a Tori Amos y Boys for Pele se convierte en su obra icónica. El mundo baila en 1996 con el remix de Professional Widow de Armand van Helden, pero hay mucho más atrás: atrás del sugestivo «Honey bring it close to my lips, is gottta be big» … hay una historia de autoconocimiento, el pretexto es una ruptura amorosa y una mujer que intenta reconocer los pedazos de su psique rota.
En esta canción, Tori juega con el arquetipo de la sombra y le da el nombre de Lucifer… lo convierte en una provocación ante la sociedad. Lo recuerdo bien, mi papá me dijo que dejara de escuchar música satánica, y el propio padre de Tori le reclamó haberlo llamado Lucifer. Pero la idea es fascinante: conocer la mierda personal para no sorprenderte a la hora que cometas cada error.
Al querer llevar eso a Ágora, el blog que comparto con mi grupo de amigos, tengo en mente estas dos ideas rectoras: la imagen mental del infierno dantesco y el proceso del reconocimiento de la sombra a través del arquetipo y la relación con la realidad.
¿Para qué crear una obra de arte si al final va a ser destruida por sus mismos autores, sin arrepentimientos? Los monjes tibetanos lo hacen como un símbolo de lo que llaman la «impermanencia». En la cultura prehispánica lo decía Nezahualcóyotl:
Yo Nezahualcóyotl lo pregunto:
¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
Nada es para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
Aunque sea de oro se rompe,
Aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
El concepto de lo que no persiste giró en mi mente este fin de semana. Acostumbraba a ir a un lugar que en menos de una semana cambió de dueño y de estilo (y no por eso dejó de estar bueno). Las personas se empiezan a ausentar una por una y nuevas llegan en el panorama.
Al principio, sentí como que todo giraba. Las personas ya se habían empezado a ir desde hace varios meses, pero los cambios súbitos hicieron evidente todo. No vale la pena preocuparse o deprimirse por cosas que no están en mis manos cambiar. Lloré como lloran los que se hinchan de estabilizadores de ánimo (dos lágrimas del lado derecho del ojo izquierdo) y seguí adelante.
Desde la presencia de personas importantes hasta los mandalas perfectos hechos en templos budistas se terminarán, lo importante es lo aprendido,
A mi me pasa seguido, y creo que a los demás también, que empiezo a resignificar eventos de la vida real en mi cerebro. ¿Por qué sucedió ésto? ¿Qué es lo que la vida está queriendo decir?
Por pirmera vez en mucho tiempo, a la luz de los acontecimientos que sucedían, decidí hacer una encuesta que al final no pude controlar. A mitad de ejercicio me di cuenta que estaba buscando apoyo en lugar de una respuesta racional.
El punto es: los acontecimientos recientes sólo apuntan al hecho de que la vida se disfruta y punto. No importa lo que suceda, lo que digan o piensen los demás. Creo que el mayor regalo que tenemos es la capacidad de ser felices; y el reto es encontrar la manera de lograrlo sin dañar a nadie.
Cuando medito, muy rara vez, recuerdo aspectos de lecturas relacionadas con las formas en las que actúa la mente, aderezadas de signos y símbolos que representan metas que quiero alcanzar. Puedo decir que he alcanzado algo, algo muy humilde, pero es algo al fin: logré darme cuenta de que el problema reside en mí.Lo que quiero decir es que aunque uno no se queje, al final las culpas de la mala suerte de la gente siempre recaen en los demás, nada es propio. Pero cuando te echas el clavado interno, no hay de otra.
Hoy me di cuenta que no tengo motivos para estar mal conmigo, incluso la gente que está afuera tampoco, y aún así tiemblo como si me hubiera tomado dos termos llenos de café negro. Hay una fuerza poderosa que obliga a mi cuerpo a moverse sin control ante la presencia de la gente, y a menos que trabaje de enterrador, lo seguiré sintiendo. Y aún así, estoy otorgando a alguien más el poder que está en mí.
No queda más que trabajar. Encontrar la fuerza contraria a la angustia que aparece con la sombra del que aparece al otro extremo del aparador, ese recurso que está en mí y que tengo que encontrar solo.
Euterpe Dialoga 